APRENDER A LEER
Desde los primeros años de vida, el niño siempre muestra los deseos por aprender cosas nuevas, quizás buscando comprender un poco el mundo que lo rodea; para eso el niño utiliza las únicas herramientas que tiene a su disposición, su cuerpo físico y su inteligencia, además por la inquietud por descubrir y experimentar sensaciones en el momento de explorar cada rincón de su casa. Cuando el pequeño va creciendo sus intereses también lo van haciendo con él, cada día quiere saber más. En esta etapa de la vida del niño los padres deben cumplir un papel que va mucho más allá de satisfacerle las necesidades básicas y es un acompañamiento, una orientación y un compromiso con el desarrollo psicológico, afectivo e intelectual; pues con ellos se adquiere la primera educación para la vida donde están incluidos los valores sociales y morales; es con quienes se aprende y se comprende que no se está solo en la vida, que alrededor de ellos se mueve un mundo en el que están inmersas las personas, la naturaleza y los objetos de los que nos valemos para poder subsistir.
Con el tiempo llega el momento de ir a ese segundo lugar después de la casa, en donde el niño continuará su crecimiento individual y social, llamada la escuela, en donde ya no se enfrentará al padre o a la madre si no a su maestro; además de tener que enfrentarse a la convivencia con sus compañeros y tener que compartir con ellos, formando así su pensamiento social. Es allí donde comenzará a instruirse en una educación formal, y ahí también inicia la labor del docente que es el encargado de orientar hacia la formación de las primeras bases, es decir, de los cimientos, además de lograr la aprensión de las habilidades necesarias para poder ser parte activa del medio social, o sea, que todo lo que allí se aprenda debe estar en relación con la vida diaria del estudiante.
Ahora sólo me enfocaré en una de tantas habilidades para las que se forma al niño, como lo es la enseñanza de la lectura “saber leer tiene una importancia tan singular para la vida del niño en la escuela que su experiencia en el aprendizaje de la lectura con frecuencia sella el destino, de una vez por todas, de su carrera académica”[1] es en este proceso en donde el niño se enfrenta a un mundo nuevo y diferente, además de ser abordado por sentimientos en los que se encuentra el miedo por equivocarse o no comprender lo que lee; pero así como enfrenta miedos, también siente deseo y ansiedad por aprender y por entrar en ese mundo mágico de la lectura, a pesar de no ser todo color de rosa, digo esto porque generalmente no se ha dado una buena enseñanza de este proceso, en los distintos colegios, tanto públicos como privados; ya que los métodos que los docentes han implando para la enseñanza no ha sido pertinente para lograr un buen aprendizaje de lectura, y hasta los textos implementados resultan aburridos y poco fructíferos “el pequeño juega con palabras porque lo encuentra divertido e inteligente. Sin embargo, a diferencia de las creaciones espontáneas del niño, el juego de palabras que aparece en las cartillas y pre-cartillas dista mucho de ser inteligente y, a decir verdad, resulta aburridísimo; peor aún, estos libros constituyen un insulto a la inteligencia de niño”[2]
Este proceso de enseñanza de la lectura se han convertido en simple desciframiento de los códigos escritos que aparecen en los textos escolares con los que se pretende enseñar al niño; actividades que no aportan nada para la vida de éste, logrando la desmotivación y la pérdida del interés por la lectura en el pequeño.
Por suerte, también existe un número grande de niños que han tenido la fortuna de contar con padres u otros familiares amantes de la lectura, que durante los primeros años de vida, les leyeron historias interesantes que de alguna forma sirvieron de motivación para que en ellos se despertara el deseo y la pasión por esta actividad.
La mala elección de textos y otros elementos o métodos de enseñanza son alguno de los factores por los cuales a los niños les fastidia leer, ya que estas cartillas carecen de historias que atrapen la atención del niño, estos son sólo textos con oraciones o frases estúpidas que son un insulto a la inteligencia del chico. Por tanto, Chall dice que para él el contenido adecuado para esta enseñanza en los primeros grados escolares deben ser las leyendas populares y los cuentos de hadas. Cuentos que contienen luchas y triunfos el bien y el mal, risas y lágrimas, en donde todo está cerca de la realidad y no del imaginario de las cosas perfectas. Ese fastidio que el niño puede presentar frente a la lectura estriba en que “la lectura se presente como la habilidad de descifrar, es esencialmente una actividad sin sentido – un proceso de mero reconocimiento- que llevamos a cabo por alguna razón exterior: porque el maestro nos lo ordena, por ejemplo.”[3] Por tanto, el maestro debe en primer lugar conocer cuáles son las falencias de los métodos que se han utilizado hasta el momento para éste tipo de enseñanza, y cuáles han sido los fracasos de estas experiencias, sólo así, y conociendo los intereses del niño podrá crear un método que contribuya para que éste encuentre una fascinación por leer, y de esta forma, el proceso de aprendizaje de lectura será menos tortuosa y más gratificante para el niño “lo que se necesita para que el niño desee para aprender a leer no es el conocimiento de la utilidad práctica de la lectura, sino la firme creencia de que saber leer abrirá ante él un mundo de experiencias maravillosas, le permitirá despojarse de su ignorancia, comprender el mundo y ser dueño de su destino. “[4] lo realmente importante es encontrar la manera de despertar el interés del niño hacia la lectura, permitiéndole sumergirse en la magia de la literatura, en ese mundo donde el pequeño puede recrear las historias que son narradas, haciéndose diferentes imágenes mentales, además de poder tener sensaciones emocionales en donde prima los sentimientos que son para ellos los que dominan el pensamiento en esa primera vida escolar “ la buena literatura tiene algo significativo que ofrecer a todos los lectores, cualquiera que sea su edad, aunque a niveles distintos de comprensión y apreciación.”
Finalmente, se debe tener en cuenta la manera de buscar y aplicar un método para la enseñanza de la lectura teniendo presente los pre-saberes y los intereses del niño, así como encontrar el material adecuado que logre atrapar la atención del pequeño y lo motive hacia el aprendizaje de la lectura para que en un futuro éste se convierta en un amante de éste valioso arte.
JULIO CÉSAR LÓPEZ F.
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